¡Lee e inspírate en otros formatos!

La serie «El agua y las luciérnagas» está inspirada en el poemario que con el mismo título escribió Héctor Cisneros Vázquez. En el poemario, el poeta se detiene a escuchar a las cosas simples. Las ilustraciones son del artista visual Efraín Valencia, quien tomó el lápiz para dibujar cuanto imaginó con la lectura del libro.

Cuando en uno de los poemas Cisneros dialoga con el polvo, el artista Efraín Valencia capta el carácter fundamental de esta materia diminuta: una sola de sus partículas concentra la vida, cíclicamente. En el dibujo de Valencia, las cenizas de lo que ya no es son exhaladas por un volcán y se decantan como una lluvia que construye y vivifica las ciudades, aunque la muerte camine de nuevo sobre ellas. Para Valencia cada partícula de polvo germina en un grano de maíz. Dice el poeta:

«Precia el polvo que barras y sacudas,
que al paso de los años
será monte, camino o monumento;
será el suelo que sustente tus pies
o lápida que cubra tu sepulcro».

Del polvo también regresan nuestros seres queridos y en tierras mexicanas lo hacen no como almas en pena, sino para compartir con nosotros de nuevo el pulque, las tortillas y los recuerdos. A partir del poema «Ofrenda», Valencia nos representa una árida tumba donde alguien ha dejado una botella y unas cuantas futas; alrededor de ella, sin embargo, la vida surge: florecen hasta las esquinas del dibujo. Hay una alegría a pesar de la muerte. Los versos de Cisneros dicen:

«Mientras las velas lloran tu partida
con lágrimas de cera y de silencio,
las calaveritas ríen con su azúcar
porque saben que hoy vienes de regreso».

Para el poeta Héctor Cisneros una caracola, tras retirarse en su concha para reflexionar, estudiar y contemplar el mundo, guarda en sus espiras todos los saberes.

«Siglos retirado
caracol en tu blanca caracola,
para estudiar la lengua de los peces,
la espira que en su viaje hace la ola»

Si nos detenemos a escucharla, si nos ponemos su concha al oído, ¿nos compartiría su sabiduría milenaria? Esa que le ha permitido construir poco a poco su concha con una perfección matemática, hacerse un lugar en el mundo, y defenderse de tiburones y mareas…

«¿Me harás un alquimista

para que yo mi concha me construya,

que el temporal resista

y jamás la fortuna la destruya?»

Recoger una concha sobre la arena es entonces detenernos a escuchar, a contemplar, a aprender de las caracolas, quienes quizá puedan enseñarnos también a marcharnos con su misma humildad.

«Y quiero en ese día

por vestigio dejar, cuando me vaya,

la forma de mi concha ya vacía

arrojada en la arena de la playa».

¡Conoce a los artistas!

Efraín Valencia

Efraín Valencia

Efraín Valencia es un artista nacido en Guadalajara. Desde joven se vinculó a círculos de la vanguardia intelectual de la ciudad, donde se introdujo no sólo a la filosofía social, sino a las expresiones artísticas. Se interesó desde joven por el arte del rotulado y,...

leer más

Proyecto

Poesía en boca de todos